Lugares como bibliotecas, estaciones de Transmilenio, estadio, terminal y otros, tendrían un desfibrilador automático o semiautomático, con personal capacitado para su uso.
El Concejo de Bogotá está a un debate de aprobar un proyecto de acuerdo con el que se establecerían “zonas cardioprotegidas” en las entidades públicas y sitios de alta afluencia de personas de la ciudad.
Esto significa que lugares como bibliotecas, estaciones de Transmilenio, estadio, terminal y demás, tendrían que adquirir un desfibrilador automático o semiautomático, con personal capacitado para utilizarlo en caso de que una persona sufra un infarto.
El proyecto, propuesto por el concejal Horacio José Serpa y con ponencia positiva de la concejal Lucy Jimena Toro, indica que la Administración Distrital “dispondrá de los recursos propios asignados a las entidades para su funcionamiento” para adquirir y mantener los desfibriladores, así como para capacitar al personal que los utilice. Según indica la ponencia, estos aparatos tienen un costo en el mercado de entre $4 millones y $9 millones.
La importancia de este proyecto, según estadísticas del documento, radica en el alto número de personas que mueren por enfermedades cardiovasculares. Por ejemplo, se indica que en el 2012 del total de muertes por enfermedades crónicas (16.312), los infartos representaron el 16.1%. A esto se suma que las ambulancias ya no están obligadas a portar desfibriladores en su equipo.
Aunque la iniciativa ha sido avalada por la Secretaría de Salud de Bogotá, las de Educación, Hacienda y Gobierno han hecho reparos por el alto costo que supondría para las finanzas de la ciudad. La Secretaría de Gobierno afirma que el Concejo no tiene la competencia para presentar la iniciativa y a la vez indica que tendría un alto impacto fiscal que actualmente no tiene como suplirse.